paseo por el centro rodeado de una variopinta multitud procedente de todas partes de este país y del último confín de este planeta, me siento sin embargo tan sólo.
Navego entre la multitud sin distinguir quien o que pasa a mi lado, ni siquiera recuerdo los mimos con los que literalmente he tropezado o me he metido en medio de la actuacion para risas del público mientras estaba contigo en mi pensamiento.
Papeleras, árboles, bancos... y cualquier otro elemento decorativo solo parecen peatones parados deseando ponerme la zancadilla para reírse de mi.
Me siento como un fantasma con gafas oscuras incluso en la noche deambulando entre vivos que no atemoriza a nadie.
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